No muchas personas estarían dispuestas a hacer lo que ha hecho John Silk, orgulloso padre de una hija que presenta el Síndrome de Down. Cuando Vicky nació, los médicos le dijeron que probablemente solo viviría hasta lo quince años no únicamente por su condición, sino también porque tenía un soplo en el corazón. No obstante ella es fuerte y actualmente, cuenta con veintidós años y se le va más radiante que nunca. Sin embargo, durante gran parte de su infancia no pudo crear recuerdos con su padre a causa del trabajo de este.
John era un empresario con un lucrativo puesto en una agencia para reclutar a personas que buscaban empleos. Su sueldo era tan bueno que incluso le permitía andar con un Porsche del año; sin embargo no compensaba todas las horas que tenía que pasar lejos de casa. Eso aunado a que se había separado de su esposa y por ello, solo veía a Vicky los fines de semana.
Fue por ello que decidió darle un giro a su vida, renunciando a su empleo y vendiendo su auto. Se consiguió un nuevo trabajo como asistente en un autobús escolar, únicamente para tener más tiempo libre y poder acompañar a su hija.
Si bien es una ocupación mucho más modesta que la que tenía antes, John no se arrepiente de nada. Ha comenzado a crear nuevos momentos con su hija y a ella se la ve muy feliz cada vez que se acerca a recogerla de sus clases. Y eso no es todo, porque juntos también han viajado alrededor del mundo al lado de su esposa, Gerry. Vicky he tenido la suerte de conocer unos 15 países y de viajar a menudo a lugares tan geniales como Disneyland o Hawaii.
Da gusto ver que los dos están más unidos que nunca.