Dos centros de yoga ubicados respectivamente en Illinois, Estados Unidos y Vancouver, Canadá, decidieron hacer una acción noble con algunos gatos sin hogar, incluyéndolos en sus clases. Todos estos adorables animales provienen de albergues de animales o han sido rescatados de las calles y ahora, fungen como instructores para diversión y relajación de los alumnos. Y es que la verdad, no hay criaturas con más flexibilidad que estos felinos.
Los gatitos fueron puestos en cada clase para supervisar las posturas de los estudiantes y también para mantener el ambiente calmo que se necesita en este tipo de actividad. Claro que pese a su acostumbrada concentración, muchos de ellos no se aguantaron las ganas de mimar a estos animalitos.
Posiblemente te estés preguntando a que se debe un cambio tan original como este. En el crento de recreación Stretch Vancouver, la idea se llevó a cabo con el fin de recaudar fondos para donar a la Vancouver Orphan Kitten Rescue Association, una organización que se dedica a buscar hogares para gatitos que vagan en las calles. La institución utilizó en total a ocho gatos en sus clases especiales.
En Estados Unidos, el centro Yoga at Connie’s incorporó la misma idea con el refugio animal Homeward Bound. Ellos no buscaban donaciones, sino que mostraban a los felinos en las clases para que los aficionados del yoga se animaran a adoptarlos.
En general la idea tuvo mucho éxito. Varios de los asistentes se quedaron encantados con la compañía de los gatos y formaron un lazo muy especial con ellos. Mientras tanto, en Vancouver ya se pre-aprobó la apertura de un café especial, donde los clientes podrán asistir llevando a sus mascotas felinas, (sí, al más puro estilo de Japón).
¿Qué piensas de estas iniciativas? ¿Te gustaría tomar una clase de yoga de este estilo?