Por más de 1000 años, existió un tradición en China que hizo sufrir a muchísimas mujeres. Se trataba de los”pies de loto” o “pies de media luna”, una escalofriante táctica que consistía en vender los pies femeninos a temprana edad; entre los 4 y los 9 años, con el fin de que se deformaran para que mantuvieran un tamaño no mayor a siete centímetros. Esto se conseguía apretándolos con vendas remojadas en sangre animal y agua con hierbas.
¿Por qué hacían esto? La razón era simple: los pies pequeños era un fetiche muy popular antaño. A los hombres les atraían mucho los pies diminutos y sobretodo, la manera delicada en la que caminaban las mujeres con esta condición.
Al deformarse el pie, el peso del cuerpo recaía sobre los tobillos y les hacía desarrollar pantorrillas más anchas, luciendo más voluptuosas ante los ojos masculinos. Esta práctica también provocaba el endurecimiento de los muslos, la cadera y los músculos vaginales, aumentando el atractivo de quienes desposaban a estas chicas y afirmando que cada vez que hacían el amor con una, “era como estar con una virgen”.
La tradición, que se inició en el siglo X, era habitual en familias de la alta sociedad, ya que las mujeres prácticamente se volvían incapaces de trabajar y eran meramente “decorativas”. Con el tiempo, la clase baja también adoptó dicha técnica a fin de casar a sus hijas con hombres ricos, capaces de sacar a toda su parentela de la pobreza. Y es que solo los señores más acaudalados podían mantener a una dama con los pies vendados.
En 1957 esta tradición se abolió por completo y afortunadamente hasta la fecha, no ha vuelto a surgir entre la sociedad de China. Aunque todavía existen ancianas con los pies de media luna para aseverar cuan verdadera fue en el pasado.